En el trayecto que recorren los alimentos desde su origen hasta el punto de venta, la confianza del consumidor se sostiene en múltiples factores. Uno de ellos, aunque pocas veces visible, es la infraestructura logística que permite mantener condiciones sanitarias óptimas durante todo el proceso. En especial, la logística del frío se posiciona como un elemento clave para asegurar buenas prácticas de higiene en alimentos perecederos, como que lleguen frescos, seguros y en condiciones adecuadas para el consumo.
El reciente Día Mundial de la Higiene de Manos fue un recordatorio clave sobre la importancia de mantener prácticas que previenen la propagación de enfermedades. Pero más allá de las acciones visibles, como el lavado de manos, existe una higiene silenciosa que ocurre en cada etapa del transporte. Se trata del control preciso de la temperatura, una tarea logística que evita la proliferación de bacterias y asegura la calidad alimentaria desde el primer eslabón de la cadena.
Según la Organización Mundial de la Salud (OMS), una de cada 10 personas en el mundo se enferma cada año por consumir alimentos contaminados, y más de 420 mil mueren por enfermedades transmitidas por alimentos. Esta cifra refleja la importancia de mirar con más atención otros factores que inciden en esta red de responsabilidad.
“La cadena de frío es tan fundamental para la salud pública como el lavado de manos”, afirma Carlos Humberto Infante y Loya, director de Kryotec. “Básicamente se trata de una barrera invisible que opera las 24 horas para evitar brotes de enfermedades, aunque rara vez tiene ese reconocimiento”, agrega.
Logística del frío: higiene desde el primer kilómetro
En el ámbito logístico, el cuidado de los alimentos no comienza en el punto de venta, sino mucho antes. Desde el momento en que son cosechados, procesados o empacados, los productos sensibles a la temperatura requieren condiciones precisas para mantener su calidad microbiológica. Es ahí donde la logística del frío entra en acción como una solución esencial para reducir riesgos sanitarios a lo largo del trayecto.
Este sistema especializado contempla cada fase del transporte, desde el almacenamiento hasta la distribución final. Su eficacia depende de mantener rangos térmicos controlados que impidan el crecimiento de bacterias. Incluso desviaciones mínimas pueden comprometer la seguridad del alimento, aunque visualmente parezca en buen estado.
Al respecto, un informe conjunto de la FAO y el Programa de las Naciones Unidas para el Medio Ambiente (PNUMA) destaca que una cadena de frío con una logística eficiente no solo reduce significativamente el desperdicio de alimentos —evitando la pérdida de hasta el 12% de la producción mundial—, sino que también contribuye a preservar su valor nutricional y garantizar su seguridad. En otras palabras, este sistema de refrigeración actúa como una medida de higiene preventiva que resulta clave para la salud pública.
Tecnología que potencia la seguridad de los alimentos
La eficiencia en la logística del frío está intrínsicamente relacionada con utilizar tecnologías diseñadas para conservarla en condiciones reales de operación. Entre ellas, los empaques calificados se han convertido en aliados clave para el transporte de productos sensibles a la temperatura.
Estos sistemas de embalaje están diseñados científicamente para mantener rangos térmicos controlados durante periodos prolongados, incluso en entornos externos variables, y se emplean ampliamente en la industria alimentaria y farmacéutica. Su implementación contribuye a reducir riesgos de exposición térmica, prevenir contaminaciones cruzadas y garantizar la integridad del contenido desde el origen hasta el destino. Algunos de sus beneficios incluyen:
- Mantienen la temperatura interna periodos de hasta 120 horas, incluso sin refrigeración activa.
- Están diseñados con materiales que aseguran una transferencia térmica controlada y segura, adecuados para logística nacional e internacional.
- Permiten el monitoreo en tiempo continuo de temperatura, humedad y condiciones de manejo, gracias a sensores integrados y sistemas de trazabilidad.
- Reducen significativamente la pérdida de productos sensibles por fallas térmicas durante el transporte.
- Optimizan la logística al requerir menos infraestructura complementaria para conservar la cadena de frío en trayectos complejos o prolongados.
Logística del frío en un mundo globalizado
Vivimos en una economía alimentaria global. Productos frescos viajan miles de kilómetros antes de llegar a nuestros platos. En ese contexto, la logística del frío es el único sistema capaz de garantizar condiciones sanitarias estables durante todo el trayecto.
En regiones con infraestructura insuficiente o climas extremos, mantener esa cadena representa un desafío técnico y económico. Pero también una inversión necesaria. No hacerlo implica exponer a millones de personas a riesgos evitables. Las políticas públicas, la capacitación del personal logístico y la adopción de tecnología son pilares para fortalecer este eslabón crucial.
“Así como promovemos campañas de lavado de manos, debemos también fomentar la visibilidad de estos procesos invisibles que hacen posible una alimentación segura. La cadena de frío merece el mismo reconocimiento”, afirma el directivo de Kryotec.
Infraestructura logística como medida sanitaria
Cuando se trata de proteger la salud pública, además de las medidas visibles, existen soluciones logísticas que operan de manera silenciosa, como la refrigeración controlada, que desempeñan un papel clave en la seguridad alimentaria.
Pensar en higiene, en este contexto, es también pensar en infraestructura, monitoreo, empaques especializados y procesos logísticos bien diseñados. La prevención no empieza solo en los hábitos del consumidor, sino en cada tramo del trayecto donde el control térmico asegura que los alimentos lleguen seguros a su destino.
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