La cadena de frío enfrenta un momento decisivo. A medida que aumentan las exigencias regulatorias y la presión por reducir mermas logísticas, surgen soluciones capaces de transformar el proceso desde el origen hasta el destino final. Entre ellas destacan los empaques reutilizables, que combinan eficiencia térmica, trazabilidad avanzada y menor impacto ambiental.

Este tipo de empaques y embalaje para la cadena de frío asegura la integridad de productos sensibles como vacunas, medicamentos o alimentos; además, ofrece ventajas competitivas para las empresas que los adoptan. El concepto ya está en marcha en sectores como el farmacéutico y el agroindustrial, donde la pérdida de productos por fallas térmicas representa un riesgo económico y reputacional constante.

“A través de sensores integrados y materiales avanzados, estos empaques están evolucionando hacia modelos que ofrecen vigilancia continua para asegurar condiciones óptimas en los productos”, afirma Carlos Humberto Infante y Loya, fundador y presidente del Consejo de Administración de Kryotec. Añade que “también representan una oportunidad para optimizar recursos logísticos, asegurando que los productos mantengan sus condiciones ideales a lo largo del trayecto”.

Un problema real que exige innovación

Según la Organización Mundial de la Salud, hasta 25% de las vacunas en el mundo se pierden o llegan degradadas a su destino debido a errores en la cadena de frío. La IATA añade que más de la mitad de los productos farmacéuticos presentan variaciones de temperatura durante el transporte y almacenamiento.

Pero ¿qué significan estos datos en la práctica? Imagina que una clínica rural en México espera un lote de vacunas. Cuando llegan, han sufrido una interrupción térmica. En otras palabras, ya no sirven, o peor aún, podrían representar un riesgo para los pacientes. La salud pública se ve comprometida, y la cadena de suministro pierde credibilidad.

Casos como este revelan la necesidad de soluciones que actúen con mayor resistencia y anticipación. Por eso, comprender cómo funcionan los empaques sustentables en la cadena de frío es necesario para su adopción masiva. Estos sistemas van más allá de almacenar y recopilar datos, en algunos casos, son soluciones que se pueden personalizar y adaptarse a las necesidades específicas de cada cliente y cada producto.

Un mercado que crece y se transforma

El mercado global de empaques y embalaje para la cadena de frío está en plena expansión. Según un informe de IMARC Group, se espera que alcance los 74.38 mil millones de dólares en 2033, impulsado por una tasa de crecimiento anual del 9.99% entre 2025 y 2033.

Además del aumento en la demanda de alimentos perecederos y productos biológicos, este crecimiento está motivado por tendencias clave como la sostenibilidad, la reutilización de materiales y la incorporación de tecnologías.

La tendencia más significativa, sin embargo, es la evolución del empaque de barrera pasiva a un sistema dinámico. Gracias a la integración de sensores, los empaques actuales pueden rastrear temperatura, humedad y otras condiciones, adaptándose de forma automática al entorno.

Este nivel de visibilidad reduce el riesgo de deterioro, mejora la toma de decisiones y optimiza el uso de recursos. Cada vez más empresas buscan soluciones sustentables para la cadena de frío que cumplan con las regulaciones e impulsen la eficiencia operativa. 

Ventajas de los empaques y embalaje para la cadena de frío

  • Aseguran la estabilidad térmica de productos críticos.
  • Permiten monitoreo continuo y trazabilidad.
  • Cumplen con normativas.
  • Reducen mermas por fallas logísticas.
  • Aportan a objetivos de sostenibilidad mediante modelos reutilizables. 
  • Optimizan los costos operativos a largo plazo.

El futuro está en la adaptabilidad

A medida que la cadena de frío se vuelve más exigente, las empresas que no adapten sus procesos quedarán rezagadas. La apuesta por empaques reutilizables no es solo una cuestión de innovación, sino de competitividad.

La combinación de empaques calificados y monitoreo digital representa una transformación real en el manejo logístico de productos termosensibles. “Las compañías que lideren esta adopción ganarán terreno en un mercado que demanda productos seguros, trazables y con menor impacto ambiental”, concluye Infante y Loya.


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