El crecimiento económico del comercio mundial se mantiene en terreno estable, aunque con tasas consideradas decepcionantes. De acuerdo con las previsiones recientes, el comercio internacional y, por ende, el movimiento marítimo enfrentan desafíos complejos, derivados de ajustes económicos desiguales en diversas regiones del mundo.

Desde abril de 2024, las perspectivas económicas han mostrado notables correcciones. En Estados Unidos, los pronósticos se ajustaron al alza gracias a un desempeño económico más sólido de lo esperado. Sin embargo, este crecimiento ha sido opacado por revisiones a la baja en las economías europeas más grandes, afectadas por una demanda interna débil y factores estructurales que limitan su dinamismo.

Por otro lado, las economías emergentes y en desarrollo enfrentan retos significativos. Conflictos geopolíticos, interrupciones en la producción y transporte de materias primas —como el petróleo—, fenómenos meteorológicos extremos y disturbios civiles han deteriorado las perspectivas de crecimiento en Oriente Medio, África subsahariana y algunas partes de Asia Central. Estas tensiones impactan directamente al comercio marítimo global, principal vía de transporte de bienes y energéticos.

Aun así, existen señales positivas. Las economías emergentes de Asia, especialmente China e India, han experimentado un crecimiento vigoroso gracias al aumento en la demanda de semiconductores y productos electrónicos, impulsada por inversiones en inteligencia artificial y cuantiosas inyecciones de capital público.

Esta tendencia ha fortalecido las rutas comerciales marítimas en la región del Indo-Pacífico.

En el horizonte a cinco años, se estima que el crecimiento mundial se ubicará en un modesto 3.1%, una cifra inferior a los niveles prepandémicos. Para enfrentar este panorama, es esencial una calibración precisa de las políticas económicas que permita un aterrizaje suave y una recuperación sostenible.

Asimismo, las reformas estructurales son clave para elevar el potencial de crecimiento, apoyar a las economías vulnerables y mantener el dinamismo del comercio marítimo, columna vertebral de la economía global.


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