La reactivación de las tarifas recíprocas por parte del gobierno de Estados Unidos ha generado un efecto inmediato en la industria del transporte marítimo, que enfrenta una caída en la demanda, ajustes de rutas y un incremento en los costos logísticos.

Navieras globales han reportado una desaceleración en los flujos de carga, especialmente en rutas que conectan con economías sujetas a medidas comerciales más estrictas, como China, México y Canadá. Esta tendencia ha obligado a las compañías a reducir capacidad, replantear escalas y suspender servicios, lo que afecta a toda la cadena logística global.

“El comercio marítimo es el primer eslabón que resiente las decisiones arancelarias. Con menos productos cruzando fronteras, hay menos movimiento de contenedores y más incertidumbre operativa”, advirtieron analistas del sector portuario europeo.

La visión “America First” de Trump reconfigura el comercio global

Este nuevo entorno se enmarca en la política de “America First”, reafirmada por el presidente Donald Trump durante su discurso inaugural el pasado 20 de enero. “Iniciaré de inmediato la transformación de nuestro sistema comercial para proteger a los trabajadores y las familias estadounidenses”, afirmó.

Desde entonces, su administración ha puesto en marcha una estrategia de tarifas recíprocas, dirigida a países que mantienen aranceles sobre productos estadounidenses, con el objetivo de presionar negociaciones y reposicionar a Estados Unidos en el centro del comercio global. Esto ha generado tensiones con algunos de sus principales socios y provocado respuestas que afectan directamente el volumen y dirección del comercio internacional.

América Latina, en la mira: entre EE. UU. y China

América Latina no ha sido ajena a estas transformaciones por las tarifas recíprocas. Aunque no todos los países de la región han sido objetivo directo de los nuevos aranceles, los efectos indirectos ya se perciben en las rutas marítimas, flujos de inversión y decisiones logísticas.

México, como el principal socio comercial de Estados Unidos en la región, mantuvo un comercio bilateral que superó los 800 mil millones de dólares en bienes en 2023, pero ahora enfrenta presiones para adaptar su estrategia ante el endurecimiento de políticas en Washington.

Por otro lado, el crecimiento sostenido de China como socio estratégico de América Latina, especialmente en Sudamérica, preocupa al gobierno estadounidense. El secretario de Estado Marco Rubio señaló durante su audiencia de confirmación: “El siglo XXI será definido por lo que ocurra entre Estados Unidos y China”, destacando además la creciente influencia de Beijing en infraestructuras clave como el Canal de Panamá.

Desafíos logísticos y geopolíticos por tarifas recíprocas

Las empresas exportadoras e importadoras latinoamericanas están teniendo que reconfigurar sus esquemas logísticos y sus alianzas estratégicas para enfrentar un entorno más volátil y competitivo. La necesidad de diversificar rutas, optimizar costos y adaptarse a nuevas normas comerciales pone a prueba la resiliencia del sector marítimo y logístico de la región.


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