El próximo año se perfila como un periodo de retos y reconfiguración para las cadenas de suministro globales, con cambios en capacidad, nuevas regulaciones, riesgos geopolíticos y flujos comerciales en constante evolución.

De acuerdo con Maritime Analytica, en su reporte Global Container Shipping Outlook 2026, las estrategias logísticas transitarán de un enfoque centrado en costos hacia un modelo orientado a la gestión de riesgos, mientras que la inteligencia artificial se consolidará como herramienta clave para inversión estratégica y modelación de escenarios complejos.

Principales tendencias y desafíos para 2026

El modelo de “menor costo” perderá protagonismo. Las empresas priorizarán la mitigación de riesgos relacionados con tarifas, energía y adopción de IA, impulsando cambios en la planeación logística y comercial.

Tensiones comerciales, ajustes arancelarios y nuevas políticas industriales están reconfigurando los flujos globales. Estos factores podrían modificar la producción manufacturera y la selección de nodos logísticos estratégicos.

El creciente consumo energético impulsado por la IA convierte a la confiabilidad energética en un criterio determinante para definir ubicaciones logísticas, incluso por encima de los costos laborales.

Aun con la posibilidad de sobrecapacidad, las navieras podrían aplicar blank sailings y slow steaming, generando un escenario paradójico: fletes más bajos pero menor confiabilidad.

Algunos analistas anticipan caídas de hasta 25% en tarifas spot y 10% en contratos a largo plazo, mientras otros estiman que los niveles seguirán siendo altos frente a ciclos anteriores.

Inteligencia artificial: solución y riesgo

La IA será la mayor prioridad de inversión en 2026. Aunque genera presión energética adicional, es la única herramienta capaz de modelar las múltiples variables que afectan a las cadenas de suministro.

Los embarcadores están priorizando el desempeño puntual (on-time performance) sobre el costo. La confiabilidad operativa será decisiva en la elección de socios logísticos.

Las cadenas de suministro avanzan hacia una estructura más regional y diversificada, fortaleciendo la resiliencia y reduciendo exposición a riesgos globales.

Los cambios en rutas oceánicas y la volatilidad marítima incrementarán la presión sobre el transporte interior, destacando la consolidación de corredores nearshoring Norte–Sur.


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